Charlando Con...Víctor y Max Recorda Fest

Crónica del festival SonRías Baixas 2023


Casi mas de 30 años es lo que llevo yendo a festivales a lo largo y ancho de la península ibérica, y en alguna ocasión también a otros países. En cualquier lugar nos hemos encontrado festivales que nos han gustado más, o nos han gustado menos, festivales que aunque no nos guste hemos tenido que llamarlos malos, algunos otros buenísimos, lo que viene siendo que nos hemos encontrado de todo.


Pero es la primera ocasión en la que me pasa de encontrarme con un festival sin “alma” sin “espíritu”, un festival que tenía cosas malas y alguna (las que menos) buena, pero lo que nos encontramos es un festival con un ambiente raro, ni disfrutan, ni alegre, pero tampoco amargado. No se notaba en el ambiente que estuvieses en un festival, parecía otra cosa, no se, pero un festival no.


En el día de hoy desde la organización del SonRías Baixas han hecho público los datos del festival, al leer esos datos, la verdad me hace pensar que hay cosas que no me cuadran. Asumiendo que nosotros no hemos podido ir el Jueves, si estuvimos Viernes y Sábado, y os aseguro que ni de coña pasaron por el festival y taquilla 22.400 personas. también hablan de un público mayoritariamente joven, pero sin explicar que cuentan ellos como joven, porque si lo hacen hasta que más o menos tengas 30, pues os puedo asegurar que el público no era mayoritariamente joven, absolutamente todo lo contrario. También informan de un impacto económico en la localidad de 1.5 millones de euros y 540 empleos directos. La verdad, es que me parecen números mucho más que inflados, pero no tengo datos con los que respaldar mi opinión.

En lo estrictamente musical, un festival muy muy irregular, el jueves “dedicado” al rock punk clásico nacional, el viernes “dedicado” a los sonidos más urbanos y un sábado “dedicado” a lo mainstream. Pero eso sí, cada día programaban un artista “diferente”.
Lo más destacado del viernes fueron las actuaciones de Queralt Lahoz y Natos y Waor, bastante por encima de todas las demás, para eso también eran los cabezas de cartel, y una animada sesión dj a cargo de Cool nenas

El sábado Arde Bogotá se marcó uno de los mejores conciertos que les he visto últimamente, Grande Amore demostró una vez más que probablemente es el artista más en forma del panorama Gallego, marcándose un concierto en el que acabó saltando y cantando entre el público, lo que no consigo entender es porque su concierto no fue programado en el escenario principal. La Pegatina celebraron sus 20 años como banda, con un concierto divertido y animado, donde desde el primer momento supieron conectar con el público allí presente. María de Juan fue todo un torbellino con su propuesta coplera 2.0 sobre el escenario. Macaco fue todo un fiasco, un concierto sin ritmo, aburrido donde no despegó ni cuando sonaron sus grandes clásicos. El artista sorpresa anunciado para el segundo escenario, tampoco fue una gran sorpresa ni un gran impacto, en el concierto del artista sorpresa volvieron a subirse al escenario Cool Nenas.


Para ir terminando, os cuento un poco de las instalaciones, la ubicación del festival era perfecta, una zona verde justo al lado del centro de la localidad de Bueu, sobre esto nada malo, todo lo contrario, un gran acierto, y además con espacio más que suficiente para que todos los asistentes estuvieran cómodos. Las barras, pues bastante mal, pocos, muy pocos camareros atendiéndolas, lo que provocó largas esperas para beber algo, y eso también provocó más nerviosismo del deseado entre algunos asistentes. Los baños no diremos que eran escasos, pero tampoco estaba la cosa muy sobrada, y como pasa en muchos festivales (pero ojo, no en todos) en cuanto avanzaba la noche se convirtieron en un auténtico estercolero de orín, muy asqueroso, pero nada nuevo.


En líneas generales el SonRías Baixas no fue un mal festival, pero tampoco fue bueno, personalmente no me gustó, no os lo recomendaría, pero insisto, es una sensación mía, el SonRías Baixas tiene todo lo malo de muchos macro festivales, sin serlo, pero también tiene cosas buenas. Que un artista no esté a la altura de las expectativas no es culpa de la organización, pero hay otras cosas, muchas otras cosas, que sí debe mejorar la organización.
El problema de todos los festivales es el mismo, ninguno es capaz de hacer un poco de autocrítica, y decir las cosas que no funcionaron del todo bien, y los medios que pondrán encima de la mesa para solventar esos problemas, todos siguen contando que cada edición fue mejor y más grande que la anterior, aunque eso todos los asistentes sepan que no es verdad.

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